FACCIONES
Gran Bretaña
Desde la unión de las coronas de Escocia e Inglaterra en 1603, las Islas Británicas han vivido un siglo de turbulencias y agitación religiosa sin parangón. En los últimos 15 años, la Revolución Gloriosa de 1688 ha derrocado al odiado Jacobo II, que profesaba la religión católica. Siguió una corta pero cruenta guerra en Irlanda que aseguró el gobierno de los monarcas protestantes Guillermo y María.
La fuerza de Gran Bretaña reside en el mar. El comercio colonial paga la armada y, a su vez, la armada protege el comercio. El Canal de la Mancha mantiene a raya a las potencias continentales, pero solo mientras permanezcan divididas. La seguridad de Gran Bretaña se vería amenazada si una nación se alzara para unir el continente. Para evitarlo, el reino anglosajón debe elegir cuidadosamente sus alianzas y construir fuertes vínculos con sus territorios de ultramar.
Frankreich
Bajo Luis XIV, Francia ha disfrutado de cincuenta años de reformas militares y de una mejora de la administración. Luis y sus hábiles ministros han alejado al país de las luchas feudales y han creado un gobierno centralizado en el que el poder del rey es absoluto.
En 1700, Francia es la potencia preeminente de Europa Occidental, con unas fuerzas armadas sin paragón, extensas posesiones coloniales y un rey respetado y temido tanto en su país como en el extranjero. Pocas naciones suponen una amenaza para sus ejércitos bien equipados y sus fronteras bien fortificadas. Francia está rodeada de posibilidades, y más allá de Europa existen oportunidades aún mayores, desde Norteamérica hasta el subcontinente indio. Aunque, por supuesto, para aprovecharlas primero hay que quitarse de en medio a los pérfidos británicos.
Austria
Originalmente, el Ducado de Austria era el baluarte oriental del Sacro Imperio Romano Germánico, con una larga historia de guerras. Durante casi 250 años, los turcos otomanos se han arrojado contra este bastión, llegando en dos ocasiones a las puertas de Viena.
En la actualidad, Austria es una potencia líder entre los países germánicos, y Leopoldo I, su emperador Habsburgo, ha traído la paz, la prosperidad y el poderío militar. Tanto si el camino hacia el poder lleva a los austriacos a intentar restaurar las fronteras del antiguo imperio como a asaltar las de sus enemigos otomanos, dentro de poco se verán obligados a hacer frente a las ambiciones paneslavas del poderoso zar ruso...
Provincias Unidas
Las Provincias Unidas son un bastión holandés protestante en el noroeste de Europa donde prosperan la ciencia, el comercio y la libertad de pensamiento. Los holandeses se han echado al mar y se han convertido en la primera potencia naval del mundo, llegando incluso a remontar el Támesis para quemar los barcos anclados de los ingleses. No obstante, con un holandés de confianza en el trono británico (Guillermo de Orange) las tensiones se han relajado.
Los comerciantes holandeses se encuentran dondequiera que haya beneficios que obtener, y su fuerza naval les permite desbaratar los monopolios comerciales de sus rivales europeos. En cuanto al futuro, los holandeses tienen grandes esperanzas. Hay riquezas a espuertas en todos los rincones del mundo si se deciden a ir en su busca.
España
Los españoles son conquistadores y colonizadores desde hace mucho tiempo. En 1494 firmaron un tratado para repartirse el mundo con los portugueses. Los españoles conquistaron para servir a Dios y a España y para enriquecerse, y en gran medida consiguieron los tres objetivos.
Últimamente, la poderosa iglesia católica española y la temible Inquisición han hecho poco por fomentar el crecimiento económico, y se avecina el final de un reinado turbulento para su monarca Carlos II, discapacitado mental y sin hijos. Cuando Carlos muera, ¿qué fuerzas darán forma al imperio? ¿Podrá España enfrentarse de nuevo a sus rivales protestantes? ¿Habrá una nueva generación de conquistadores que planten la bandera española en costas lejanas? El sucesor de Carlos tendrá mucho sobre lo que reflexionar, pero también una nación valiente a la que guiar hacia la grandeza.
Prusia
El Reino de Prusia es el resultado de la unión de los ducados de Brandeburgo y Prusia, y es un reino únicamente porque el actual gobernante, Federico I, se ha autoproclamado rey. Sea cual sea su título, Federico es ahora el jefe de una nación protestante poderosa e influyente, un centro de gravedad dentro de los países germánicos y una alternativa atractiva a la Austria católica.
Los prusianos siempre han tenido que luchar y creen que las virtudes de la disciplina marcial, el sacrificio y un fuerte sentido del orden les llevarán adelante. De hecho, estas virtudes podrían constituir la base de un ejército que domine el mundo; bajo la dirección adecuada, podrían unir a los pueblos de habla alemana en una sola nación, dominar el Báltico y, tal vez, incluso extender su alcance más allá de Europa Central.
Polonia-Lituania
El antiguo Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania están rodeados de poderosos vecinos: Suecia ambiciona crear un imperio en el Báltico, el zar Pedro quiere hacer de Rusia una gran potencia europea y tanto austriacos como prusianos pretenden crear una gran Alemania. En medio se encuentra la Mancomunidad de Polonia-Lituania, gobernada por una monarquía constitucional en la que el pueblo tiene voz y voto en el gobierno; el hecho de que haya sobrevivido hasta ahora sirve de reconocimiento al espíritu de la nación.
Estar rodeado de tales rivales podría ser, no obstante, una ventaja. Si elige sus alianzas y guerras con cuidado, un líder polaco podría hacer a su país verdaderamente grande. Los rusos no tienen un derecho divino a la estepa, ni los suecos al Báltico. Los Estados alemanes necesitan aliados. Un dirigente polaco inteligente podría, si sabe gestionar las esperanzas, las expectativas y los temores de su pueblo, cumplir su cometido realmente bien.
Imperio otomano
El poder otomano es incomparable en extensión y grandeza, como cabría esperar de un imperio que se extiende a lo largo de la Ruta de la Seda entre Europa y Asia y que controla toda la costa mediterránea del norte de África. Este imperio turco e islámico suplantó a los bizantinos ortodoxos griegos en el siglo XV y desde entonces se ha expandido por Europa.
Los otomanos afrontan retos, pero también les esperan grandes oportunidades. Su ejército y su marina son anticuados, pero los soldados del sultán son numerosos. Los Balcanes podrían ser un trampolín para nuevas conquistas, e incluso podría haber valiosos aliados entre los rivales de Austria. El control del Mediterráneo permitiría al sultán hacer lo que le plazca con las potencias europeas más pequeñas, y la expansión hacia el este podría procurar las riquezas de la India...
Rusia
Rusia es un gigante aletargado de tradiciones milenarias, una sociedad profundamente conservadora y fuertes creencias religiosas. Pero ahora que han llegado los vientos del cambio, empieza a mirar hacia el exterior en cuestiones de tecnología, cultura y organización militar. Si Rusia aprovecha plenamente sus fortalezas, será una fuerza formidable con recursos ilimitados y un ejército reforzado con el valor inquebrantable de su pueblo.
Conquistar los puertos bálticos de Suecia daría a Rusia acceso al resto del mundo y a los lucrativos mercados occidentales. Al sur, los cristianos ortodoxos de los Balcanes encontrarían un hogar en un gran imperio ruso, pero para ello habría que enfrentarse a los turcos infieles.
Suecia
Suecia domina Escandinavia y el Báltico: un imperio norteuropeo formado a raíz del legado del incomparable rey guerrero Gustavo II Adolfo. Sus ejércitos ayudaron a Suecia a emerger de la Guerra de los Treinta Años como una fuerte potencia militar capaz de invadir a sus vecinos bálticos a su antojo.
En los albores del nuevo siglo, Suecia es un estado robusto y agresivo, rodeado de rivales celosos a los que ha arrebatado territorio. Al este, los rusos necesitan acceso al Báltico. Al sur, Polonia-Lituania quiere recuperar sus tierras perdidas. Al oeste, las demás naciones escandinavas exigen la independencia y el fin de del dominio sueco.
Confed. maratha
La Confederación Maratha nació de la violencia, pues fue el resultado del derrocamiento del dominio mogol. A diferencia de los mogoles, los gobernantes marathas son rajás indios; conocen el valor del modo indio de hacer las cosas y la perseverancia milenaria de sus tierras. Sus ejércitos parecerán anticuados, pero cierto es que la nación existe únicamente porque tuvieron la fuerza de arrebatársela al imperio mogol.
Ahora bien, puede que desplazar a los mogoles ya no baste. Quizá haya que expulsarlos de la India y establecer un nuevo imperio con gobernantes indios. Solo entonces tendrá la India la unidad y la fuerza necesarias para disuadir el avance de los europeos que ávidamente contemplan sus riquezas. Quizá llegue pronto el día en que sus apetitos no se sacien solo con el comercio y empiecen a exigir tierras y poder.