Aunque se unan a la hora de conquistar territorios en el nombre de Roma, la meta de cada familia es dominar a sus rivales, usurpar el Senado y consolidar su poder.
Pero el poder de uno depende de su ejército. Ls disciplinadas y bien entrenadas legiones romanas son la columna que mantiene el imperio en lo más alto. Si se las lidera bien, son imparables.
Los Julios son una familia noble que cuenta con el gran César entre sus miembros. Su misión es repeler los ataques de los bárbaros galos. Si tienen éxito, les espera un futuro lleno de gloria, riquezas y un poder ilimitado.
Esta es una de las familias fundadoras de Roma, la cual siempre ha estado presente en los momentos más críticos. Su campaña oriental tiene como objetivo vencer a los griegos y a los macedonios y demostrar que la cultura romana es superior a la de las antiguas civilizaciones helénicas.
A los Escipiones les gusta la cultura griega, algo que no sienta muy bien entre las otras facciones romanas. Al ocupar el sur de Italia, sus fuerzas deben mostrar su valía enfrentándose a los cartagineses. Una batalla en el Mediterráneo que podría probar quién merece tener el poder en Roma.
Los armenios vienen de las montañas del Cáucaso, en Asia Menor. Allí son rodeados por dos poderosos enemigos, Partia y Ponto, que reclaman la devolución de su tierra ancestral.
La gran defensa de los armenios reside en sus jinetes, quienes forman la mayor parte de su ejército, con caballería cuerpo a cuerpo y de arqueros.
Las orgullosas tribus de Britania cuentan con unas ciudades bien desarrolladas y un comercio fructífero. Su isla es una buena base defensiva desde la que pueden expandirse y llevar su influencia a otras tierras (o probar su valor en el campo de batalla).
A Britania se le da bien bajar la moral de sus enemigos. Un bombardeo de sus macabros lanzadores frena a cualquier ejército, y sus cargas de guerreros pintados atemorizan al legionario más valiente.
Cartago es una colonia fenicia de comercio que ha fundado su propia cultura como gran ciudad, convirtiéndo a sus gobernantes en señores de los mares y de los zocos. Desde una colina, la ciudad observa las costas del mar Mediterráneo, atrayendo a muchos académicos y mercaderes con caravanas llenas de productos.
La riqueza de Cartago les permite formar un ejército de mercenarios, los cuales usan para expandir su poder más allá del norte de África, llegando a desafiar la supremacía romana.
Los dacios tienen tradiciones bárbaras, pero han sido influenciados por las culturas civilizadas colidantes. Son gente unida y su gran organización es ideal para la expansión, lo cual les convierte en una amenaza para todos aquellos vecinos que los hayan subestimado.
Muchos hombres han huido de la infantería dacia y sus espadas parecidas a hoces. Tienen una gran destreza en los asedios e imponen miedo en todo aquel que los aviste desde unas murallas.
Una vez fueron la gran joya del imperio de Alejandro Mango. Ahora, esta tierra fértil que recorre el Nilo es gobernada por los faraones de la dinastia ptolemaica, de origen griego.
Al igual que los ejércitos de Alejandro, los egipcios cuentan con grandes falanges de lanceros nubios, que resisten las cargas y a la infantería, además de carros que atropellan al enemigos por los flancos, haciéndoles huir del miedo.
Los galos son una confederación de tribus bárbaras con una cultura antigua y sofisticada. Sus orfebres no tienen nada que envidiar a los de las facciones vecinas, y sus bien armados guerreros son un continuo quebradero de cabeza para Roma.
Los guerreros galos luchan descalzos y con hambre de gloria, armados con una espada, una lanza y su propia furia (a veces casi sin vestir siquiera). Sus montaraces son tan adeptos a la caza de animales como a la de soldados romanos.
Los padres de la democracia, de la cultura mediterránea y, hace mucho, un gran imperio. Ahora, la decadencia de su cultura les ha reducido a una confederación de pequeñas ciudades estado. Eso sí, la sangre de los atenienses corre por sus venas, y puede que a Grecia aún le quede otro gran capitulo por escribir.
Desde la distancia, los arqueros cretenses y sus armas de asedio pueden ser devastadoras, especialmente si están protegidas por una gran infantería de lanceros con armadura.
Macedonia, la casa de Alejandro Magno, tiene una tradición militar tremenda, originada por sus legendarias conquistas. El imperio habrá caído, pero los sucesores de Alejando son orgullosos, buscan la gloria y están preparados para la batalla.
Los macedonios cuentan con grandes unidades, desde sus formaciones de lanceros y su talentosa caballería, hasta sus temibles armas de asedio. Puede que todavía no hayan dicho su última palabra.
Esta tribu bereber del norte de África tiene una longeva tradición de comercio con los fenicios. Ahora que sus vecinos egipcios y cartagineses quieren expandirse, deben hacerles frente si no quieren terminar aplastados en ambas fronteras.
Su caballería es su mejor apuesta. Los númidas cabalgan sin silla de montar y maniobran con la gracia de una bandada de pájaros. Son, posiblemente, la mejor caballería ligera que existe.
Estos nómadas se encuentran ahora en el sureste del mar Caspio. Sus vecinos del Imperio seléucida solían controlar estas tierras y las exigen de vuelta, algo que frena los planes de gloria partos.
La ubicación inicial de Partia es ideal para el comercio entre el Este y el Oeste, con lo que pueden permitirse a los catafractos, una famosa unidad de caballería pesada. Estos jinetes consiguen abrirse paso entre cualquier infantería que les haga frente.
Los gobernantes de Ponto ocuparon tierras formadas por el gran Alejandro, pero no son una dinastía que se origine de sus mejores generales. Su primer rey recogía cultivos hasta que, durante el colapso del imperio, tomó la costa del Mar Negro con tan solo seis jinetes.
El ejército de Ponto esta influenciado tanto por Grecia como por Persia, armado con grandes falanges de lanceros y carros de guerra. Además, su caballería con jabalinas es capaz de cargar contra el enemigo cuerpo a cuerpo si se da la oportunidad.
Los escitas son nómadas que vienen de la costa norte del mar Negro y cuentan con una gran y temida caballería de arqueros. Algo que los diferencia es que tanto sus hombres como sus mujeres van a la batalla (sus brutales doncellas cazadoras de cabezas son famosas en el campo de batalla).
Sus tácticas de combate cuerpo a cuerpo son ideales para terrenos de estepa, y la velocidad de sus arqueros a caballo es inigualable; pueden hostigar al enemigo con flechas mientras se mantienen siempre a una distancia segura.
Tras el colapso del imperio de Alejandro, su teniente Seleuco formó su propio reino entre algunas ciudades griegas y varias tierras junto al río Tigris. La gran riqueza de esta facción y la experiencia bélica de sus líderes ha dado nueva importancia a esta potencia greco-persa.
Para combatir a sus vecinos, los seléucidas cuentan con un grueso de tropas que combinan tradiciones militares griegas y orientales, convirtiéndose en una feroz amenaza.
Influenciadas por Cartago y los celtas, las tribus íberas de Hispania llevan mucho tiempo luchando por el control de su península europea. Los hispanos deben olvidar sus diferencias y unirse si quieren combatir a los organizados ejércitos de Roma y Cartago.
Su cultura híbrida cuenta con muchas tropas de infantería y escaramuzas ligeras, pero los mejores soldados de Hispania son los Scutarii. Se trata de tropas con armadura, inventoras de una táctica que los romanos terminarán copiando: lanzan una lluvia de jabalinas contra el enemigo antes de enfrentarse a ellos cuerpo a cuerpo armados con espadas cortas.
Heródoto describió a los tracios como la segunda población más numerosa del mundo, y quizá la más poderosa. Esta raza ha pasado siglos bajo control extranjero pero, si las tribus de Tracia se unen y se dan cuenta de su potencial, pueden probar que Heródoto no se equivocaba.
Su ejército mezcla influencias tanto bárbaras como griegas, y su fuerte está en sus versátiles tropas de infantería. Las más temidas son las de la tribu de los Bastarnae: soldados armados con espadas curvas que pueden cercenar brazos de un solo golpe.